Sobre la
conquista de la Costa Norte, los cronistas no han podido afirmar con exactitud
quien fue el que la inició, pero se generaliza que fue Pachacútec, el Inca que ordenó la conquista de los territorios del
Chimú Cápac y de Cajamarca, extendiéndose la conquista hasta los territorios de
Loja, Quito y del Oro. En esta misión encargo al General Cápac Yupanqui (su
hermano) y al Príncipe Túpac Yupanqui (su hijo).
Pero fueron los
cuatro últimos gobernantes del Tawantinsuyo tuvieron influencia directa en la
historia de Piura: Túpac Yupanqui, Huayna Cápac, Huáscar y Atahualpa. Desde
1470 hasta 1533, se impone la cultura pan-andina incaica en la costa norte del
antiguo Perú.
Después de
conquistar el Chimú Cápac y Cajamarca, el ejército inca dirigido por Túpac
Yupanqui (príncipe heredero, hijo de Pachacútec) siguió su marcha por la sierra
de Piura, encontró a los Huancapampas y a los Guayacundos, unidos en
confederación quienes ofrecieron una fuerte resistencia, pero al final
terminaron sometidos al imperio inca. Después de haber conquistado Quito siguen su viaje por
tierra y llegan a Tumbes, arribando luego en territorio tallán,
específicamente en Poechos donde acamparon antes de dirigirse al sur.
Las etnias tallanes
de los valles de La Chira y del Piura fueron sometidos en 1480, cuando Túpac
Inca Yupanqui logró la anexión y la paz transitoria de los Tallanes, aunque en
desacuerdo, no tuvieron mayor opción que aceptar sus imposiciones. A pesar de
ello realizaban constantes movimientos de insurrección al gobierno inca, Túpac
Yupanqui no pudo controlarlos a pesar de tener siempre un ejército de
guarnición acantonada en la serranía.
En 1510,
Huayna Cápac realizó la conquista total de los tallanes tras derrotar una cruel
batalla, pero a pesar de estar sometido por un
período de 20 años, los tallanes siempre se rebelaban contra el inca,
realizando continuos levantamientos.
La influencia
inca en Piura fue gracias a la presencia de los Mitimaes fieles al Inca, quienes fueron trasladados como
funcionarios a las zonas de Sóndor. Existieron mitimaes de Huaraz que se
asentaron en Colán y posiblemente fueron mitimaes Cañaris los que se asentaron
en Simbilá, también llegaron mitimaes de Chancay para repoblar Huarmaca
(Huancabamba) y mitimaes de la región de Zamor (Ecuador) se asentaron en
Cumbicus (Frías). Todos ellos ayudaron a la difusión y asimilación de la
cultura y lengua de los Incas.
De la
influencia inca a Piura, se puede
distinguir lo siguiente: la adoración
al Inti y se practica el culto a los muertos y a las lagunas. El Capac Ñan, donde los incas construyeron
antiguos caminos locales en la serranía piurana, ampliándolos y conectándolos a
su red vial que iba de Cuzco a Quito. En arquitectura
han quedado vestigios importantes mezclados con elementos culturales en
diversos lugares como: la fortificación militar en Poechos (Sullana),
edificaciones en Sancor y Ñañañique (Morropón), centros administrativos, tambos
y otros en Huancabamba Frías y Ayabaca. Destaca el Centro Administrativo
Ceremonial “Aypate”. En agricultura,
introdujeron la Llacta. El Runa Simi o
Quechua que se impuso como lengua oficial y que los antiguos piuranos lo
habrían hablado sin dejar de comunicarse
en sus dialectos nativos (Colán, Catacaos y Sechura) y en las lenguas Yungas
(Muchick “Pescadora”, Quing Nam, etc).
En tierras
tallanes y con el fin de sacar el mejor provecho de las tierras agrícolas, los
incas construyeron un canal en la margen derecha del río Chira, desde la altura
de Poechos hasta Amotape.
En cuanto a la
integración de los pueblos a través de caminos, la zona de Piura y en especial
Sullana, pertenecían a la ruta del Chinchaysuyo, uno de sus ramales atravesaba
el desierto de Sechura y continuaba hasta Tangarará, y otro ramal pasaba cerca
a la cordillera piurana pasando por el Ala, Pabur, Monte de los Padres y
Tambogrande y llegaba hasta Tangarará donde se unía con el otro ramal. De
Tangarará, continuaba hacia Poechos y la Solana hasta Tumbes. Destacan aquí los
Tambos o posadas, con chasquis y alimentos, los cuales se ubicaron en Tumbes,
la Solana, Poechos, Tambogrande, Malingas, Zapatero, Piura la Vieja, Pabur, el
Ala y Quiroz.
Como
el valle del Chira era un punto económicamente estratégico, se construyó la
Fortaleza de Pelingará, en el camino inca que se dirigía hacia Loja (Ecuador);
con el fin de prevenir cualquier avance de los tallanes rebeldes, Esta
fortaleza era de piedra y se conservó hasta el siglo XVIII.
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